La COP 26 fue un campo de batalla donde dos visiones opuestas del futuro se encontraron cara a cara. Fueron dos semanas de negociaciones y discusiones casi febriles, impulsadas por el entendimiento de que el tiempo para actuar se estaba acabando y de que una catástrofe para la humanidad estaba a la vuelta de la esquina.
Aunque casi todos los países mejoraron sus compromisos anteriores, la respuesta global fue frustrante e insuficiente. El mundo NO está en camino de reducir las emisiones en un 50% para 2030 ni de alcanzar cero emisiones netas para 2050, como se acordó en París en 2015. El tono de la declaración final, firmada por 196 países, no fue el redactado originalmente. India y China presionaron por una declaración debilitada.
La COP26 abordó dos áreas centrales: Adaptación y Mitigación. En ambas áreas se retrasaron decisiones fuertes, duras y difíciles. Sin victoria, pero tampoco derrota en Glasgow.
La adaptación significa preparar a las sociedades y las economías para gestionar el riesgo y minimizar los daños. Es una especie de estrategia ampliada y a largo plazo de preparación para desastres o reducción de riesgos de desastres. La adaptación incluye, por ejemplo, la construcción de defensas contra inundaciones, el desarrollo de cultivos resistentes a la sequía, la promoción de comunidades resilientes, la creación de sistemas para proteger a las personas en riesgo o la impermeabilización de los sistemas de comunicación.
La pregunta en la COP26 fue ‘¿quién paga la adaptación?‘. El Acuerdo de París de 2015 hizo una fuerte distinción entre países desarrollados y en desarrollo. Pidió “equidad climática”, explicando el principio de que las naciones desarrolladas, las principales productoras del calentamiento global, tenían que financiar el costo de la adaptación para los países en desarrollo.
En 2009 se acordó que para 2020 se proporcionarían 100 mil millones de dólares para cubrir el costo de la adaptación en los países en desarrollo. Este compromiso estuvo lejos de cumplirse y su consideración posterior se pospuso hasta la reunión de la COP28 en los Emiratos Árabes Unidos en 2023, cuando se pondrían a disposición 200.000 millones de dólares al año para financiar la adaptación en los países afectados. Pero es necesario desempacar muchos detalles antes de que esto pueda suceder.
La mitigación, por otro lado, está en el centro de la acción climática y hubo algunos pasos positivos en Glasgow. 130 países de todo el mundo se comprometieron a poner fin y revertir la deforestación, además de reducir las emisiones de metano en un 30% para el año 2030. Cada país presentó su Contribución determinada a nivel nacional (NDC), que es la expresión de su compromiso para reducir las emisiones y aumentar adaptación.
Otro problema es que las NDC no son vinculantes y su implementación se deja en manos de cada país. Todos y nadie es responsable.
Esta es quizás la montaña más grande para escalar: ¿Qué debe suceder para garantizar que las NDC sean relevantes e implementadas? ¿Cómo hacemos que las NDC sean vinculantes? Esto requeriría:
a) un acuerdo global a nivel de la ONU
b) un organismo global de control y sanción empoderado
c) una capacidad de monitoreo basada en el país con un fuerte compromiso de la sociedad civil, capaz de hacer que los gobiernos y las empresas rindan cuentas
Entonces, ¿está condenada la humanidad o hay motivos para ser optimista?
¿Es todo pesimismo? ¿Podemos permitirnos no ser optimistas? ¿David habría huido de luchar contra el poderoso Goliat?
Hay motivos para ser un poco optimistas…
- Hay una enorme expansión de la conciencia de que el planeta está llegando a un punto de inflexión de irreversibilidad y que se necesita una acción climática significativa. La COP26 destacó que la próxima década será crucial.
- Las NDC presentadas fueron claramente insuficientes, tanto en adaptación como en mitigación. Todos tenían claro que no había tiempo que perder. En lugar de esperar otros cinco años para una cumbre similar, se acordó realizar cumbres anuales. Todos los países deberán presentar sus objetivos de emisiones revisados en 2022, en la COP27, en Egipto. Se exigirán muchos más detalles sobre las NDC.
- Los avances tecnológicos están haciendo que las energías renovables sean cada vez más rentables. Este es un campo de rápida expansión. En los próximos años, se espera que el almacenamiento y la transmisión de energía sin pérdidas ayuden aún más a reducir las emisiones.
- El cambio climático se está convirtiendo en parte de la agenda de los gobiernos y partidos políticos en la mayoría de los países. Los fenómenos meteorológicos extremos intensos y repentinos son evidencia de que el cambio climático está ocurriendo. La priorización por parte de los gobiernos es el resultado del crecimiento de movimientos y organizaciones de la sociedad civil, organizaciones religiosas, comunidades y partidos políticos que abogan, exigen y luchan por la acción climática.
- Los acuerdos sobre metano y reforestación alcanzados en Glasgow indican una voluntad de actuar que no estaba presente hace un año.
- La COP28 se celebrará en Abu Dabi (EAU) en 2023 y se centrará en la adaptación y en el cumplimiento de los compromisos financieros para apoyar a los países más afectados. Pero más países desarrollados tendrán que “mostrar el dinero” que necesitan los países en riesgo.
¿Qué significa esto para las personas mayores y sus organizaciones?
Si bien la acción climática desafía los límites generacionales, existen problemas específicos que pueden tener un impacto distinto en las personas mayores y sus organizaciones.
A nivel mundial, debemos:
- Disipar la opinión de que las generaciones mayores son indiferentes, o incluso se oponen, a la acción climática.
- Comunicar ampliamente -gritando en todas las direcciones- las peculiaridades de las personas mayores, quienes, por un lado, se ven desproporcionadamente afectadas, y por el otro, son un enorme recurso de sabiduría, capacidad y fuerza de voluntad en la acción climática (?)
- Comprender mejor y actuar sobre las conexiones e intersecciones entre el envejecimiento de la población y el cambio climático:
- Comportamientos económicos, incluidos patrones de consumo, comportamientos alimentarios, uso de energía, transporte de poblaciones que envejecen, análisis de formas de promover el consumo y uso de energía respetuosos con el clima.
- Poder económico y uso amigable con el clima de los ingresos disponibles
- Influir en la desinversión en industrias de combustibles fósiles de los fondos de pensiones
A nivel nacional, podemos:
- Comprender las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) de nuestro país y abogar (movilizar) por su mejora, monitoreando activamente su implementación, especialmente en países con grandes emisiones
- Trabajar con personas mayores y jóvenes que participan en los movimientos de protección ambiental y acción climática, fomentando enfoques colaborativos con otras organizaciones.
- Promover la participación de las personas mayores en la protección ambiental de la comunidad y las actividades relacionadas con el calentamiento global.
- Participar activamente en los esfuerzos de adaptación para minimizar el impacto negativo del calentamiento global y los fenómenos meteorológicos extremos, asegurando que las personas mayores estén dentro del alcance de todas las acciones preventivas.
Por Eduardo Klein, Representante Regional, Asia y el Pacífico
Traducción por Valentina Pardo