En marzo de 2019, se realizará la sexagésima tercera sesión la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW por su sigla en inglés), el organismo internacional intergubernamental dedicado a promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Este año se reunirá en Nueva York para discutir los sistemas de protección social, el acceso a los servicios públicos y la infraestructura sostenible en pro de mujeres y niñas.
En el marco de esta reunión, HelpAge International tiene el objetivo de influir en las posiciones de los Estados miembro para que se incluya un fuerte enfoque en la protección social para las mujeres mayores. Para tal fin, preparó un documento donde explica porqué la protección social es tan importante para el empoderamiento económico de las mujeres mayores e incluye recomendaciones sobre lo que los Estados pueden hacer para garantizar esta, con el ánimo de que al concluir el encuentro de la Comisión en 2019 estén incluidas en el documento final de la sesión.
Recomendaciones de HelpAge para los Estados miembro
1. Los Estados miembro deben implementar y financiar pensiones sociales universales no contributivas para garantizar una cobertura de pensiones efectiva y seguridad de ingresos para todas las mujeres y hombres mayores.
2. Los Estados miembro deben garantizar que los niveles de beneficios de las pensiones sociales sean suficientes para garantizar la seguridad de ingresos y niveles de vida adecuados para todas las mujeres y hombres mayores y garantizar que la adecuación se mantenga a lo largo del tiempo, acorde con los cambios en el costo de vida.
3. Los Estados miembro deben reformar los planes de pensiones contributivos para eliminar cualquier tipo de discriminación hacia las mujeres y que se les penalice económicamente por las desigualdades socioeconómicas por cuestión de género. Esto incluye la reducción de los largos períodos contributivos que muchas veces no reflejan la participación de las mujeres en el mercado laboral y la eliminación de las estimaciones de esperanza de vida por género que reducen los beneficios de pensión de las mujeres.
4. Los Estados miembro deben introducir cambios en los planes de pensiones contributivas para compensar las desventajas y la discriminación experimentadas por las mujeres a lo largo de sus vidas y reconocer el trabajo y el cuidado no remunerado de las mujeres como contribuciones a los planes de pensiones. Esto se puede hacer a través de créditos contributivos relacionados con la maternidad y los cuidados, mejorando los mecanismos de redistribución en función del nivel de ingresos o garantizando una pensión mínima digna.
Para que esto suceda, HelpAge invita a la comunidad y organizaciones sociales para comprometerse de manera proactiva con los Estados miembro y otras partes interesadas clave en cada país, para convencerlos de que la realización de sistemas de protección social basados en derechos, incluidas las pensiones sociales universales, debe ser una prioridad para este órgano.
¿Cómo?
Algunas acciones que se pueden tomar para que estas recomendaciones sean tenidas en cuenta en los países:
• Descargue aquí el documento completo con las recomendaciones y envíelo a contactos en los ministerios gubernamentales pertinentes de su país, pidiéndoles que lo consideren para determinar su posición con respecto a la sesión de la CSW de 2019.
• Comparta las recomendaciones con las plataformas nacionales de protección social y de género y discutan la forma en que se puede influir colectivamente en la posición de su gobierno.
• Solicite una reunión con las partes clave en los ministerios gubernamentales pertinentes para discutir la importancia de garantizar una cobertura de protección social adecuada para las mujeres mayores y que la reunión de la Comisión sea una oportunidad para resaltar el progreso realizado y solicitar mayores esfuerzos nacionales y mundiales en este campo.
• Si planea participar activamente en alguna actividad relacionada, comuníquese con Bridget Sleap (bsleap@helpage.org) o Florian Juergens (florian.juergens@helpage.org), asesores de HelpAge International.
Asimismo, HelpAge presentó una declaración a la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer, con el respaldo de al menos 75 organizaciones miembros de la red, aliados y otras ONG internacionales, que describe varias recomendaciones para garantizar una mejor protección social para las mujeres mayores.
Esta es la declaración completa, en español:
Las mujeres mayores y la protección social: discriminación múltiple, desigualdades que se cruzan y protección social para las mujeres mayores
El empoderamiento de las mujeres y las niñas es esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y para que esto se logre deben cumplirse sus necesidades, derechos y preferencias en cada etapa de sus vidas.
Si bien la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres son temas cada vez más prominentes en la agenda de política internacional, las diversas experiencias, necesidades y derechos de las mujeres mayores no se han considerado en su totalidad y existe el riesgo de que estos esfuerzos fracasen como resultado.
Esta declaración examina las tendencias mundiales, los desafíos y las oportunidades para garantizar el derecho humano a la seguridad económica de las mujeres mayores a través de una protección social adecuada y basada en los derechos.
La declaración llama la atención sobre cómo los procesos económicos, sociales, culturales y específicos de género afectan la acumulación de activos y pasivos a lo largo de un ciclo de vida, que determina en gran medida el estado de las personas mayores. Con frecuencia, estos procesos hacen que las mujeres lleguen a la vejez con pocos recursos económicos, sociales y culturales a los que recurrir, lo que resulta en una necesidad urgente de una protección social adecuada para las mujeres mayores.
La declaración examina brevemente cómo se han diseñado los sistemas de protección social en muchos países en torno a un modelo de sostén de la familia, asumiendo una carrera ininterrumpida y de tiempo completo en la economía formal. Esto penaliza a las mujeres, que pasan desproporcionadamente más tiempo que los hombres en la economía informal y soportan la mayoría de los cuidados no remunerados, lo que resulta en tasas de cobertura y niveles de beneficios sustancialmente más bajos.
Reconociendo la naturaleza de género de los cursos de vida y la cobertura inadecuada provista a las mujeres mayores en muchos sistemas de protección social en todo el mundo, la declaración concluye con recomendaciones sobre cómo diseñar e implementar sistemas de protección social que transformen el género y puedan mitigar y corregir las desigualdades acumuladas a través del curso de vida.
Envejecimiento poblacional y transición demográfica
La población mundial de 60 años o más superó los 962 millones en 2017. En 2050 habrá más personas mayores de 60 años o más que adolescentes y jóvenes entre los 10 y los 24 años.
A medida que la edad promedio de la población continúa aumentando, los gobiernos deben implementar políticas para capitalizar las oportunidades y mitigar los riesgos del envejecimiento de la población, al mismo tiempo que abordan las necesidades y los derechos de las personas mayores, incluidas las relacionadas con los mercados laborales, los sistemas de salud y cuidado, la protección social.
Reconocer estos cambios demográficos y promulgar proactivamente políticas para adaptarse al envejecimiento de la población será esencial para lograr los ODS y “no dejar a nadie atrás”. Sin embargo, tales políticas solo tendrán éxito si consideran las necesidades, derechos y preferencias de las mujeres a lo largo de su vida.
Protección social para mujeres mayores: diseño del curso de vida y pensiones con perspectiva de género
Las mujeres viven más que los hombres, pero tienen menos probabilidades de disfrutar de la seguridad de los ingresos y la independencia económica en la vejez. Debido a una vida de desventaja económica y discriminación, las mujeres mayores terminan con ingresos más bajos y pocos activos para ayudarlas a mantener un nivel de vida adecuado cuando son mayores.
A lo largo de su vida, las mujeres y los hombres están expuestos a diferentes riesgos y desventajas que, a menudo, son específicos de su género y están relacionados con las desigualdades o la discriminación de género. Las desigualdades en la vejez provienen de la acumulación de múltiples desventajas, la discriminación, las desigualdades y la negación de los derechos que las mujeres experimentan a lo largo del ciclo de vida, tales como las diferencias en la educación y salariales, las normas de género para trabajo culturalmente específicas; los roles productivos y reproductivos de género; las restricciones de movilidad y falta de voz y agencia.
Si bien las mujeres tienen más probabilidades de vivir en la pobreza en todas las edades, en la vejez la diferencia es más significativa. Las mujeres también tienden a vivir más que los hombres, tienen más probabilidades de quedar viudas y vivir solas. Asimismo, las mujeres en la vejez tienen menos probabilidades de respaldarse con los ahorros y los ingresos devengados, ya que a menudo tienen historiales laborales más cortos, menos educación formal y capacitación, pasan más tiempo en empleos informales y mal pagados, asumen la mayoría de las responsabilidades de cuidado no remuneradas y enfrentar la discriminación persistente.
Una percepción común es que, a medida que las personas mayores se retiran de la fuerza laboral, las familias asumen la responsabilidad principal de su apoyo financiero y material. Sin embargo, este apoyo suele ser irregular, limitado y excluye a muchos. Un estudio realizado en 2017 por HelpAge International encuentra que, si bien una cantidad significativa de personas mayores recibe apoyo de sus hijos, el apoyo a menudo es inadecuado para garantizar la seguridad económica en la vejez.
Las pensiones de vejez son el principal instrumento de política para garantizar la seguridad económica de las personas mayores, pero actualmente los sistemas de pensiones no proporcionan una cobertura adecuada para la mayoría de las personas mayores del mundo y, a menudo, no producen resultados iguales para mujeres y hombres. Según la OIT (2019), a nivel mundial, el 68% de las personas mayores reciben una pensión, pero solo el 20% en la mayoría de los países de bajos ingresos.
Las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de recibir una pensión y si lo hacen, tienen beneficios considerablemente menores. Incluso en países donde las mujeres disfrutan de un amplio acceso a las pensiones, sus niveles de beneficios son a menudo solo una fracción de los de los hombres.
Estas brechas de pensiones por género son el resultado de la discriminación interseccional y acumulada y las desigualdades que afectan a las mujeres a lo largo de sus vidas y se ven reforzadas por sistemas de pensiones diseñados de manera inadecuada.
La estrecha relación entre las pensiones contributivas y los mercados laborales significa que las pensiones contributivas tienden a replicar las desigualdades y exacerbar la discriminación que las mujeres experimentan a lo largo de sus vidas. Durante sus años de trabajo, las mujeres participan menos en el mercado laboral, ganan salarios más bajos e interrumpen sus carreras con más frecuencia que los hombres para cuidar a sus dependientes.
Las mujeres también están sobrerrepresentadas en el trabajo informal y precario. En los países de ingresos bajos y medios bajos, una mayor proporción de mujeres tiene empleos informales que los hombres. Las mujeres tienen una representación excesiva en el trabajo a tiempo parcial, lo que no solo afecta su capacidad para hacer contribuciones a las pensiones sino también su potencial de ingresos para toda la vida. Finalmente, también existe una brecha significativa entre el pago de hombres y mujeres, que es el más significativo en los países en desarrollo y aumenta con la edad.
En resumen, el diseño de las pensiones es importante para la igualdad de género en la vejez. Las condiciones para los derechos, los vínculos entre los beneficios y los ingresos pasados, los elementos de redistribución, la provisión para las viudas, la indexación y la edad de jubilación tienen un impacto en la desigualdad de género en la vejez.