Trabajo y personas mayores en Chile: Desafíos y políticas para la promoción del trabajo decente

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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) elaboró una nota técnica sobre el trabajo y las personas mayores en Chile, la cuál también explora situación de las personas mayores en toda Latinoamérica (que no dista mucho de la realidad chilena).

La nota resalta que la participación laboral de las personas mayores se debe principalmente a la necesidad de generar ingresos y que presenta una mayor precariedad en comparación con el resto de la población.

Aquellos que logran integrarse o mantenerse en el mercado laboral suelen hacerlo en empleos por cuenta propia (4 de cada 10 personas mayores), y a medida que envejecen, aumentan sus probabilidades de abandonar el mercado laboral formal. Según datos del INE (2021), entre las personas mayores de 65 años, la tasa de informalidad alcanza el 51,8%, siendo superior en mujeres (58,7%) que en hombres (48,6%).

Los datos de la Encuesta Nacional de Empleo (2021), además, indican que las casi 500 mil personas mayores de 65 años que continúan trabajando se concentran principalmente en el sector comercio; agricultura, ganadería, silvicultura y pesca; industria manufacturera y construcción.

Además de los aspectos antes señalados, la nota agrega que las personas mayores se enfrentan a una serie de desafíos para extender su vida laboral en condiciones de trabajo decente. Entre ellos destacan: Salud y riesgos ocupacionales, reconocimiento de experiencia y conocimientos, alfabetismo digital y estereotipos que aun prevalecen socialmente.

Guillermo Montt, Especialista en Protección Social de OIT Cono Sur y uno de los autores de la nota, señala que: “La inclusión laboral y la extensión del trabajo decente a las personas mayores amerita una atención especial, que se traduce en un conjunto de medidas como la mejora de la protección social, el combate de estereotipos, políticas de activación y retención de personas mayores en sus empleos; la promoción del retiro parcial y la formación profesional y capacitación continua, entre otras. Vemos con especial preocupación que, a partir de los 55 años, cualquier transición desde el empleo formal suele ser a situaciones más precarias como la informalidad, el desempleo o la salida definitiva del mercado laboral.

En la revisión de la situación en el resto de América Latina y el Caribe, se encontró que La mayoría de las personas mayores que trabaja en la región, lo hace por necesidad de ingresos, sobre todo en el caso de las mujeres. Además, indica que la mayoría de ellas carecen de una pensión suficiente o una prestación monetaria, situación que les obliga, aunque no lo quieran, a mantenerse en el mercado laboral.

La nota concluye destacando la importancia de la coordinación y trabajo conjunto por parte de los distintos organismos gubernamentales y representantes de trabajadores y empleadores, indicando al diálogo social como una “herramienta fundamental para convocar a los actores sociales a ser parte de las propuestas y adoptar acuerdos y estrategias de políticas que vayan en beneficio de este sector de la población”.

 

Lea la nota original aquí, esta es una edición de la misma.