La población mayor tiene los mismos derechos que todas las demás personas, incluidos el derecho al acceso a la salud de alta calidad y a estar libres de discriminación, asociación, a una vida familiar y privada y a participar plenamente en la sociedad libres del viejismo.
Los estereotipos, los prejuicios y la discriminación hacia las personas mayores se ha venido representando ante la respuesta al COVID-19, pues se ha utilizado un lenguaje despectivo y deshumanizado, cuyo énfasis exclusivo ha sido en la vulnerabilidad de la población mayor y la falta de respeto por ejercer juicios.
Estos comportamientos son lo que llamamos viejismo, tratar a las personas de manera diferente, directa o indirectamente, por su edad con la intención o el resultado de negarles sus derechos humanos en igualdad de condiciones con los demás.
Las personas mayores merecen ser tratados libres de discriminación como todos los demás. Sin embargo, esto no significa que todos debamos tener exactamente el mismo trato. Las personas son diferentes y a veces es necesario tratar a los demás de manera diferente para asegurarse de que todos gocen de sus derechos por igual.
Las políticas dirigidas a toda la población pueden negar a las personas mayores sus derechos si no se aborda su situación particular. Las personas tienen diferentes necesidades de salud que requieren distintos tipos de tratamientos médicos. Las decisiones sobre qué tratamiento dar deben basarse en las necesidades médicas y clínicas y no en ninguna otra característica no médica, como su edad, capacidad o sexo.
La asignación de recursos médicos y el viejismo ante el COVID-19
Las personas mayores tienen los mismos derechos que los demás para recibir atención médica de alta calidad, incluida la atención intensiva, dijo la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, recientemente hemos visto que a medida que se intensifica la pandemia del COVID-19, en algunos lugares se han tenido que tomar decisiones difíciles sobre quién recibe el tratamiento médico.
Decidir cómo asignar los recursos entre un gran número de pacientes se llama “triaje”, y esta política utiliza un límite de edad superior, por ejemplo 80 años, para decidir quién recibe el tratamiento médico. Este hecho, basado en la edad, deniega a cualquier persona mayor su tratamiento médico y el acceso a los servicios de salud, infringiendo también a su derecho a la vida.
“Esto es discriminación directa por edad. Los protocolos de triaje ante el COVID-19 deben desarrollarse y basarse en la necesidad médica, la evidencia científica y los principios éticos, como la equidad y la proporcionalidad. Basar las decisiones en cualquier característica no es médica, como la edad o el valor social asumido, no es ético y es discriminatorio”, dijo HelpAge International recientemente.
La población mayor tiene derecho a la salud y a la libertad de discriminación, como todas las demás personas. Para esto, es de suma importancia el papel que cumplen los gobiernos, las empresas y la sociedad civil para garantizar el bien de todos con un enfoque etario y de derechos humanos.
“Las empresas desempeñan un papel clave para garantizar el suministro estable de alimentos, acceso a la energía, servicio de transporte y el mantenimiento de la ley y el orden. Todos, las empresas, la sociedad civil y el gobierno, tienen un papel vital que desempeñar para seguir con el curso de la vida”, expresó el Doctor David Nabarro, enviado especial del Director General de la OMS ante el COVID-19.
Para continuar con el curso de la vida, HelpAge International pide a toda la sociedad civil, gobiernos, agencias humanitarias y medios de comunicación responder ante esta pandemia con protocolos libres del viejismo para evitar que las medidas que se tomen no amenacen la dignidad y seguridad de la población mayor, poniéndola en un alto riesgo durante una emergencia de salud pública.