Las personas adultas mayores son uno de los grupos más vulnerables en caso de emergencia por desastres

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Las vulnerabilidades y necesidades específicas de muchas personas mayores pueden convertirse en un serio desafío para la supervivencia y el bienestar durante una emergencia.

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Ingresos y medios de vida

Investigaciones de HelpAge muestran que en los países de bajos ingresos donde el impacto de los desastres y conflictos suele ser mayor, al menos la mitad de las personas mayores de 60 años son económicamente activas. Uno de cada cinco todavía está trabajando a sus 70 años. 

En los países de ingresos bajos y medios, sólo una de cada cuatro personas mayores que no pueden trabajar recibe una pensión. Cuando existen, los sistemas de pensiones rara vez son lo suficientemente robustos como para seguir ininterrumpidos durante una emergencia.

Sin embargo, a menudo las personas mayores son excluidas de los programas que les ayudarían a sostener o recuperar sus medios de vida, como los denominados “dinero por trabajo” en el marco de proyectos de generación de ingresos y microcréditos. Estos planes son generalmente dirigidos a adultos más jóvenes y planificados sin tener en cuenta las funciones y capacidades de las personas mayores. En los casos en los que las personas mayores son cuidadores primarios, por ejemplo, cuando los padres están ausentes debido a factores como el VIH – SIDA o la migración urbana, esto también afecta a los niños y a otros dependientes que cuidan.

Protección

La discapacidad y algunos retos de movilidad ponen a las personas mayores en mayor riesgo de lesiones y daños durante emergencias. Tienen menos posibilidades de “huir” o ponerse a salvo por los factores antes mencionados, o porque son renuentes a abandonar sus hogares, tierras y posesiones. Las lesiones también pueden afectar a hombres y mujeres mayores desproporcionadamente, ya que tardan más en sanar debido a su edad.

Además, en desastres, las personas mayores pueden ser más vulnerables a abusos físicos, sexuales y psicológicos. Los ciclos de dependencia, discriminación y aislamiento pueden ponerlos en riesgo de malos tratos, incluso dentro de la propia familia. En la comunidad, las personas mayores pueden ser víctimas de ataques como resultado de la vulnerabilidad percibida.
Aislamiento

Las familias a menudo se separan unas de otras en las crisis. Las personas mayores que son físicamente incapaces de huir se quedan atrás. La interrupción y ruptura de las estructuras normales de apoyo familiar y comunitario puede dejar a las personas mayores aisladas. Esto dificulta el acceso a los servicios y la asistencia que necesitan.

Falta de asistencia con un enfoque amigable hacia la edad

La asistencia y los servicios prestados a las personas afectadas por desastres raramente tienen en cuenta la movilidad limitada de las personas mayores y otras discapacidades. Los refugios, suministros de agua y letrinas raramente están diseñados para tener en cuenta las discapacidades y la limitada fuerza y movilidad de muchas personas mayores. Las instalaciones de salud pueden no ser físicamente accesibles, mientras que las distribuciones de la ayuda requieren fuerza y resistencia para llegar a las comunidades.

Las discapacidades visuales y otras discapacidades sensoriales pueden impedir que las personas mayores accedan o entiendan la información sobre la asistencia y los servicios disponibles. Asimismo, la pobreza puede impedir el acceso a los servicios. Cuando se cobran honorarios por consultas médicas y medicamentos, por ejemplo, pueden llegar a ser inaccesibles para personas mayores sin fuente de ingresos.
Datos sobre personas mayores raramente se recogen. Esto significa que su situación y necesidades no se evalúan ni entienden, y son invisibles para quienes prestan asistencia.

Derechos de propiedad y documentación personal

Durante el caos y la destrucción que siguen a las emergencias, se pierden documentos importantes. Esto incluye aquellos que demuestran identidad personal y propiedad de casas, terrenos y otros bienes.
Las personas mayores que han perdido o nunca han tenido la documentación de sus propiedades, y las mujeres mayores, así como las viudas a las que no siempre se les reconoce el derecho de herencia, les resulta difícil probar la propiedad de la tierra o los hogares. Esto los pone en alto riesgo de desalojo.
La pérdida de registros personales tales como documentación de identidad oficial, certificados de nacimiento o certificados de matrimonio puede impedir que las personas puedan registrarse para obtener asistencia y reclamar derechos. Esto las deja en una posición vulnerable.

En situaciones de emergencias puede ser extremadamente difícil o imposible reemplazar tales documentos, mientras que las personas mayores tal vez nunca hayan poseído documentación relevante.
Asegurar que la ayuda llegue a los más vulnerables

El hecho de no proporcionar asistencia y servicios adecuados y accesibles a las personas mayores representa una violación de los principios humanitarios fundamentales de humanidad e imparcialidad. HelpAge International es la única organización internacional que trabaja específicamente para satisfacer las necesidades, defender los derechos y reconocer las capacidades de las personas mayores en las crisis humanitarias.