Posteriormente a la primera reunión de la Campaña de Generación Igualdad de la ONU en México, HelpAge le pide a los líderes y lideresas, a la sociedad civil y a los movimientos feministas para que, si quieren continuar moviéndose en pro igualdad de género, no dejen de lado a las mujeres mayores.
Esta primera reunión, que tuvo lugar a finales de marzo, hizo llamados positivos a la inclusión de diversas voces y reconoció la necesidad de atacar múltiples formas de discriminación, interrelacionadas entre sí, durante las discusiones de Justicia Económica y Derechos. Sin embargo, y pese a que este tema debe abordarse antes de la reunión de seguimiento en Paris a finales de junio, los problemas de las mujeres mayores no fueron parte explícita de esta conversación.
El Foro de México podría haber hecho mucho más en un momento en el que la pandemia de COVID-19 ha evidenciado cómo las personas mayores son dejadas de lado constantemente.
Para lograr la igualdad de género todas las mujeres y niñas deben tener acceso a sus derechos económicos. Sin embargo, sin una atención explícita a las mujeres mayores, la Campaña de Generación Igualdad de la ONU se arriesga a que, al alcanzar una edad avanzada, las mujeres ya no puedan exigir sus derechos.
Esto concierne a mujeres y niñas de todas las edades, quienes dependen de las contribuciones económicas (invisibles pero significativas) de las mujeres mayores, y que merecen contar con protección social y trabajo decente durante toda su vida. Por ejemplo, el trabajo de cuidado no remunerado que realizan las mujeres mayores apoya el empoderamiento económico de las generaciones más jóvenes. Lo anterior implica que el trabajo y bienestar de las mujeres mayores es vital para el desarrollo de comunidades enteras.El anteproyecto de Justicia Económica y Derechos presentado en el Foro de México podría ser mucho más sólido si reconociera el papel que juegan las mujeres mayores.
El documento se compromete a hacer realidad la igualdad económica de género para “las mujeres y las niñas, en toda su diversidad”, lo que incluye implícitamente a las mujeres mayores. Pero si realmente se quiere acelerar la igualdad económica de género para mujeres y niñas, en toda su diversidad, el plan debe mencionar explícitamente las categorías de diferencia social, incluidas la edad y la discapacidad.
Es importante reconocer cómo estas categorías se entrecruzan con el género y cómo esto afecta la capacidad de las mujeres mayores de asegurar los ingresos que necesitan para prosperar en su vejez, vivir una vida digna y tener autonomía sobre su propio tiempo. Las desigualdades asociadas con la vejez no son visibles en el anteproyecto y esto debería abordarse en la próxima ronda.
El empoderamiento económico de las mujeres de todas las edades depende de la transformación de las desigualdades económicas que enfrentan a lo largo de su vida y de abordar la acumulación de desventajas en el mismo periodo de tiempo. Sin embargo, generalmente falta una perspectiva coherente del curso de vida en las acciones y los compromisos prioritarios.
Agregar una perspectiva de ciclo de vida al plan respaldaría la inclusión de la edad y permitiría que las mujeres y las niñas en toda su diversidad prosperen desde la adolescencia hasta la vejez, haciendo realidad sus derechos y aspiraciones ahora y en el futuro.
El borrador del proyecto también debe reconocer el impacto de la discriminación por edad, que agrega una poderosa fuente adicional de desigualdad para las mujeres en la vejez. Se deben reconocer los efectos acumulados y continuos de la discriminación y el impacto de esta como una barrera para lograr la igualdad económica y los derechos de las mujeres.Las mujeres mayores siguen siendo económicamente activas, especialmente en los países de ingresos medios y bajos, y continúan trabajando, a menudo en condiciones difíciles. Si bien el trabajo está impulsado por la necesidad económica, también es necesario que las mujeres permanezcan activas, realizadas y conectadas. Las mujeres mayores deben recibir apoyo para realizar el trabajo que les importa.
Sin embargo, la realidad es que después de toda una vida de trabajo remunerado y no remunerado, muchas mujeres llegan a la vejez sin haber acumulado los activos asociados con el trabajo productivo como la propiedad, los ahorros y el derecho a pensiones. La falta de protección social las obliga a seguir trabajando en roles precarios, no solo para su propia supervivencia sino también para apoyar a otras personas a su cargo.
Adicionalmente, los datos no suelen captar el trabajo esencial remunerado y no remunerado que realizan las mujeres mayores. Este es uno de los principales factores que contribuyen a la ausencia de temas y/o problemáticas relacionadas con las mujeres mayores en políticas y medidas que afectan directamente a sus vidas.
Los datos sobre los tipos de trabajo que realizan las mujeres deben utilizarse para nutrir las políticas públicas económicas y sociales. Es fundamental que los datos desglosados por sexo, edad (en cohortes de 10 años, hasta los grupos de mayor edad inclusive) y discapacidad se recopilen, analicen y utilicen.Durante el Foro de México hubo reiterados llamamientos para incluir diversas voces en el proceso de Generación Igualdad y en la implementación del plan durante los próximos cinco años.
La única forma en que podemos garantizar que se escuchen las voces de diversas mujeres, que su liderazgo se convierta en una realidad y que sus derechos económicos y su autonomía se materialicen plenamente, como se indica en el plan, es mediante la participación y representación significativa de las mujeres mayores, especialmente las más marginadas.
El próximo Foro en París se acerca rápidamente a finales de junio. Queremos utilizar esto como una oportunidad para asegurarnos de que se brinde una perspectiva inclusiva de la edad sobre la justicia económica y los derechos.
Es miope no utilizar este proceso revolucionario y centrado en la sociedad civil para promover la igualdad económica de género para mujeres y niñas de todas las edades. El anteproyecto de Justicia Económica y Derechos, junto con los compromisos asumidos por los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, los filántropos y el sector privado -los primeros Promotores de Compromisos- en el Foro de México iniciaron el proceso. Pero queda mucho por hacer si queremos que la igualdad económica de género sea una realidad para las mujeres y las niñas en toda su diversidad, incluso en la vejez.
Blog escrito por Georgina Veitch, asesora en género de HelpAge International. (Traducción: Valentina Pardo.)