Tengo 75 años y no es de extrañar que haya visto la Campaña de Generación Igualdad, que tenía como objetivo conmemorar el aniversario No. 25 de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, a través de los ojos y las experiencias de la mujer mayor y activista por la igualdad de género que soy.

Generación Igualdad: ¿defraudando a las mujeres mayores?

Tengo 75 años y no es de extrañar que haya visto la Campaña de Generación Igualdad, que tenía como objetivo conmemorar el aniversario No. 25 de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, a través de los ojos y las experiencias de la mujer mayor y activista por la igualdad de género que soy.

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Por Prudence Woodford, PRO Global

Como mujer mayor que ha trabajado en temas de igualdad de género y derechos de las mujeres durante casi 50 años, me siento muy decepcionada por el Plan de Aceleración Global para la Igualdad de Género que se lanzó en el Foro de Igualdad de Generación de las Naciones Unidas en París a fines de junio de 2021.

 

Un viaje personal y profesional

De muchas formas, tanto personales como profesionales, mi vida ha estado interconectada con el camino de las Conferencias Mundiales de la Mujer de la ONU.

Comencé mi investigación antropológica realizando trabajo de campo enfocada en mujeres rurales, medios de vida, parentesco y cuestiones de género en Ghana en 1975. Este mismo año se llevó a cabo la Primera Conferencia Mundial de la ONU sobre la Mujer celebrada en la Ciudad de México. También fue entonces cuando se lanzó el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz

Cuando se adoptó la posterior Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) en 1979, me había convertido en profesora en la Universidad de Estocolmo y estaba utilizando mi trabajo antropológico para influir en las políticas y programas de cooperación para el desarrollo. Continué en este rol durante las otras dos conferencias mundiales en 1980 (Copenhague) y 1985 (Nairobi).

Estaba llegando a mi quincuagésimo año de vida cuando se celebró la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer en Beijing en 1995.

Esta reunión dio como resultado la innovadora Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, que presentó una visión y un modelo ambiciosos para promover los derechos de las mujeres en todo el mundo. Contenía puntos sustanciales sobre la inclusión de “mujeres de todas las edades” y en toda su diversidad. Y también reconoció la importancia de las voces y experiencias de las mujeres mayores y su contribución a la sociedad.

 

La Campaña de Generación Igualdad a través de los ojos de una mujer mayor

Ahora tengo 75 años y no es de extrañar que haya visto la Campaña de Generación Igualdad, que tenía como objetivo conmemorar el aniversario No. 25 de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, a través de los ojos y las experiencias de la mujer mayor y activista por la igualdad de género que soy.

Mis parientes mayores, amigos, colegas y yo hemos experimentado de primera mano el edadismo y la creciente invisibilidad y vulnerabilidad impuesta que conlleva envejecer. Por ejemplo, las actitudes discriminatorias en el lugar de trabajo han llevado a la segregación de mis compañeras mayores en los procesos de contratación. Nosotras estamos entre las más privilegiadas de la sociedad, ¿qué pasa con aquellas mujeres mayores que viven en la pobreza, o tienen pocos recursos?

Es fundamental que todos los esfuerzos mundiales hacia la igualdad de género incorporen las necesidades, los intereses y las experiencias de las mujeres de todas las edades y procedencias.

Los Foros, celebrados este año en México y París, tuvieron como objetivo revitalizar los compromisos de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing e impulsar acciones hacia la igualdad de género durante los próximos cinco años. Por lo tanto, tenía la esperanza de que se tradujera en compromisos nuevos y transformadores para abordar la desigualdad que experimentan las mujeres a lo largo de su vida, incluyendo la vejez.

Me animó el trabajo meticuloso que PRO Global, el grupo de trabajo de género de CONCORD Suecia y la red global HelpAge llevaron a cabo para defender los derechos de las mujeres mayores. Sin embargo, fue decepcionante que no siempre se consultara a las organizaciones de la sociedad civil ni se les mantuviera bien informadas sobre cómo participar en los preparativos de los foros.

Hubo pocas mujeres mayores incluidas en la programación de los foros y las que estuvieron presentes no abordaron los problemas de las mujeres mayores. En general, los oradores parecían carecer de una comprensión de los matices o no eran conscientes de la relevancia de evidenciar los roles y las experiencias de las mujeres mayores, como por ejemplo, sus importantes contribuciones económicas.

 

Un paso atrás

Si bien acojo con satisfacción muchos de los resultados del Foro, como el aumento de las inversiones financieras en la igualdad de género, me decepcionó que el Plan de Aceleración Global final no aborde las barreras específicas que enfrentan las mujeres mayores.

Por ejemplo, el plan de Justicia y Derechos Económicos ignora los desafíos que enfrentan las mujeres mayores como proveedoras de atención a sus familias y comunidades. En cambio, refuerza las percepciones negativas de las mujeres mayores solo como receptoras de cuidados. Y, sin embargo, según un estudio reciente de Age International, 4,3 horas diarias de trabajo de cuidado de mujeres mayores siguen sin ser remuneradas.

El trabajo de cuidados no remunerado de las mujeres mayores contribuye a nuestras economías y permite que las generaciones más jóvenes estudien y trabajen. Sin embargo, la falta de apoyo disponible para las mujeres mayores tiene un impacto en su salud y limita su acceso al trabajo decente. Debemos reconocer las contribuciones de cuidado no remunerado de las mujeres mayores y asegurarnos de que los compromisos apoyen a los cuidadores de todas las edades.

El Plan tampoco reconoce ni se compromete a abordar la ausencia de mujeres mayores en las estadísticas económicas oficiales y otros datos, lo que se traduce en que el trabajo remunerado y no remunerado de las mujeres mayores permanezca invisible y sin contar.

 

Construyendo un futuro equitativo para todas las edades

De cara al futuro, será importante recordarnos lo que ya se ha logrado y sobre lo que podemos y debemos aprovechar.

Creo firmemente que las promesas hechas desde 1975 para promover el empoderamiento de las mujeres en toda su diversidad, incluidas las mujeres mayores, no se han cumplido en la Campaña Generación por la Igualdad.

El hecho de que las mujeres mayores no hayan sido consideradas relevantes o tomadas en serio en el Plan de Aceleración Global no es un mero descuido. Es un testimonio de la continua discriminación por género y edad que enfrentamos.

Sin embargo, espero que podamos utilizar esta decepción para alimentar nuestra determinación colectiva de lograr una convención de la ONU sobre los derechos de las personas mayores. Ese mandato proporcionará otra herramienta a través de la cual podemos trabajar hacia la igualdad de género y la protección de los derechos de las mujeres mayores. Y las mujeres mayores como yo, que hemos defendido la igualdad de género durante toda su vida, finalmente sentirán que se tiene en cuenta la edad.