Fuimos invitados por el actual Gobierno Colombiano al evento de inauguración de un nuevo pozo de agua, en el corregimiento de Media Luna, Colombia.
© Marcela Bustamente / HelpAge International
Esta invitación, a la cual atendimos junto a nuestros socios locales (GOAL Latinoamérica, Cadena A.C., Humanity & Inclusion y Pastoral Social Riohacha), se da porque hemos apoyado el trabajo de llevar agua potable a las comunidades Wayúu en la Guajira. En poco tiempo, con donaciones humanitarias que nos fueron aprobadas, y respondiendo al llamado del Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, acometimos la tarea.
El uso de reservorios de agua (jagüey) constituye un alto riesgo de salubridad pues el agua está contaminada por sedimentos, residuos podridos de inundaciones y excrementos. Los efectos de esta contaminación se ven reflejados en las altas tasas de morbilidad y mortalidad infantil, de personas mayores y de personas con discapacidad.
Adicionalmente, la infraestructura de los pozos no se encuentra en un estado óptimo; estos se encuentran bajo tierra y, además de requerir sistemas de bombeo a través de molinos de viento o bombas eléctricas sumergibles, requieren sistemas de purificación que incluyen filtros, dispositivos de mecanismos inversos y mecanismos de cloración.
Desarrollar una solución rápida, eficiente, sostenible y con un enfoque comunitario, es esencial para reparar estos sistemas, potabilizar su agua, organizar a las comunidades hacia la gestión del agua y garantizar el acceso al agua potable para ellos.
Como resultado de nuestro trabajo, en pocos días el pozo de Mapashirra (Manaure) que otra vez bombea agua, tendrá una planta de potabilización adecuada. Al tiempo, iniciaremos el acompañamiento comunitario para que la comunidad se organice, asuma autónomamente el manejo de sus recursos y pueda encaminarse a generar medios de vida.
Hemos acudido a este llamado del gobierno con sencillez. Consideramos que, si nos unimos en torno al propósito y trabajamos de la mano con transparencia, rigor y enfocados en la participación y la movilización comunitaria del pueblo Wayuu, estaremos abriendo caminos hacia soluciones integrales y sostenibles.
En los próximos dos meses emprenderemos la misma tarea con dos comunidades más en Riohacha y Maicao que nos han convocado a trabajar juntos.
Agradecemos el reconocimiento de la Ministra de Vivienda, Ciudad y Territorio, Catalina Velasco, al trabajo que hemos hecho en el consorcio.
Contexto
Actualmente, Colombia atraviesa una crisis humanitaria debido al fenómeno de La Niña y el huracán Julia, dos sistemas tropicales sucesivos que han causado severas afectaciones. Si bien las primeras lluvias llegaron a mediados de agosto de 2022, el pico de inundaciones se alcanzó en la segunda semana de noviembre. La Autoridad de Meteorología de Colombia prevé que las lluvias y las inundaciones durarán hasta febrero de 2023, como efecto del cambio climático.
El gobierno colombiano declaró emergencia nacional debido a la situación de desastre (Decreto 2.113 de 2022) y pidió apoyo internacional, ya que 26 de los 32 departamentos del país se encontraban en calamidad pública, y las necesidades de emergencia colapsaron la capacidad de respuesta del gobierno para apoyar a las personas afectadas.
El departamento de La Guajira es probablemente el más afectado, ya que las fuertes lluvias e inundaciones causaron daños a la infraestructura pública, carreteras y caminos bloqueados, inundaron pueblos, aldeas, hogares, escuelas y, en particular, a los reservorios de agua de lluvia existentes de las comunidades indígenas Wayuu (jagüeyes) que han resultado contaminados. Todo esto en el contexto de un ambiente desértico con un fuerte déficit de fuentes y sistemas de agua potable.
Según el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, existen aproximadamente 7.000 comunidades indígenas (en su mayoría etnia wayuu) que representan alrededor del 40% del total de habitantes del departamento. Esta población vulnerable vive en riesgo y con severas necesidades de agua potable, alimentación, vivienda, educación y salud. Según el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística), las tasas de morbilidad y mortalidad infantil son las más altas del país. Asimismo, existe un riesgo especial para las personas mayores y las personas con discapacidad debido a las enfermedades transmitidas por el agua y la falta de alimentos.
Sin embargo, desde que comenzó el período de emergencia han dejado a varias comunidades indígenas en escasez total de agua (según las Normas Esfera, una persona necesita entre 7,5 y 15 litros/día para su subsistencia, prácticas de higiene y cocina). Los municipios más afectados en La Guajira son Maicao, Uribia, Manaure y Riohacha, al punto que la Corte Constitucional de Colombia declaró inconstitucional el estado de derechos para la población indígena, ordenando al gobierno y a la sociedad restituir derechos al pueblo wayuu en estas localidades. El gobierno nacional, las alcaldías de las ciudades y las oficinas públicas de gestión de desastres y emergencias han declarado que se ha excedido su capacidad para mitigar y hacer frente a las emergencias. Ante la ausencia de agua potable en las zonas rurales de estos municipios que representan alrededor del 50% de los 21.000 km2 de área del departamento, el suministro por camiones cisterna sólo es capaz de cubrir el 5% de la población afectada.