A la luz del Artículo 19 de la Convención Interamericana de los derechos de las personas mayores, los Estados deberían incluir a la población mayor en el desarrollo de sus planes de estrategias en desastres del riesgo. Sin embargo, los mayores son excluidos de la respuesta humanitaria y enfrentan múltiples desafíos. Contrario al llamado que hace la Convención Interamericana.
En el contexto actual de la pandemia, el Secretario de Naciones Unidas, a través del resumen de políticas ‘El impacto del COVID-19 en las personas mayores’, sugiere que todas las respuestas humanitarias y socio económicas para atender la emergencia deberían integrar un enfoque especial para las personas mayores.
Todos debemos tener acceso a la promoción y protección de nuestros derechos en situaciones de emergencia, sin importar la edad. Por esto, en el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, conmemorado el 19 de agosto, promovimos la inclusión de la población mayor en el manejo de estrategias en desastres del riesgo y en situaciones de emergencia.
Los países de la región de América Latina y el Caribe experimentan una variedad de peligros naturales, expansiones urbanas no planificadas y conflictos o crisis internas que causan desplazamientos que afectan los derechos humanos de las personas mayores.
En Venezuela, las personas mayores están siendo ignoradas y abandonadas por quienes responden a la actual crisis. Según evaluación rápida de necesidades de HelpAge y Convite AC, casi la mitad de la población mayor no tiene acceso a atención médica o alimentos, mientras que el 37% no tiene agua potable.
“La investigación en la que hemos trabajado con Convite muestra hasta qué punto la ayuda humanitaria necesita adoptar un enfoque más inclusivo para las personas mayores, asegurando que se establezca un apoyo que priorice sus necesidades: medicamentos, alimentos, y combustible, aspectos básicos necesarios”, dijo Marcela Bustamante, representante regional de HelpAge en América Latina y el Caribe.
En Colombia, la situación no es diferente, pues son más de 4.000 migrantes mayores y población indígena Wayúu en riesgo. “Cuando llegué a Colombia lloré todos los días durante dos meses preguntándole a Dios por qué si teníamos un techo en Venezuela, aquí tenemos que sobrevivir sin trabajo, durmiendo en el piso, sin comida, sin techo ni un baño”, dijo Marlene Canache, migrante mayor de 65 años.
A través de una evaluación rápida de necesidades, HelpAge International, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados y el Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos encontraron que el 64% de la población en asentamientos informales no tiene instalaciones para bañarse y el 84% de las personas mayores no pueden lavarse las manos, una medida básica de protección contra el COVID-19.
Igualmente, pese a ser uno de los grupos más vulnerables en situaciones de emergencia, las personas mayores juegan un papel muy importante en la sociedad y pueden aportar en las respuestas humanitarias y en la recuperación ante desastres.
Muchos cuidan de niños y hacen contribuciones esenciales a los ingresos familiares, a pesar de tener sus propias necesidades. Otros son líderes comunitarios o poseedores de un amplio conocimiento sobre su comunidad y tradiciones.
Las personas mayores deben ser tomadas en cuenta en las decisiones que las afectan directamente para asegurar una respuesta integral y sostenible. El generar conciencia sobre los derechos y las necesidades de las personas mayores es un paso crucial para reducir la marginación durante una crisis.