Contexto
La COP28, o 28ª Conferencia de las Partes, se refiere a una reunión anual crucial bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Este encuentro internacional reúne a representantes de casi todos los países para discutir y negociar esfuerzos globales destinados a abordar el cambio climático. La COP es un momento crucial en el compromiso continuo de combatir los efectos adversos del cambio climático, ya que las naciones trabajan juntas para establecer y revisar políticas, metas y acuerdos relacionados con el clima a nivel mundial.
Este año, la conferencia tuvo lugar entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre en la Ciudad de Dubai.
Una reflexión sobre la transición y NO la transformación
Blog por Javiera Afzal.
La COP28 ha concluido revelando una realidad evidente: el mundo está inequívocamente en una fase de transición y no de transformación.
Esta verdad se reflejó en la conferencia de prensa posterior a la COP28 dirigida por John Kerry (Enviado presidencial especial de los Estados Unidos para el Clima), donde, durante los primeros 10 minutos, él y su homólogo chino Xie Zhenhua entregaron un mensaje que denota renuencia sobre la adopción de un camino hacia una economía baja en carbono. El mensaje es claro: la comunidad global parece no estar preparada para un alejamiento completo de los combustibles fósiles, y la noción de tal cambio se caracteriza como nada menos que un suicidio económico.
Las deliberaciones en la COP28 subrayan los desafíos monumentales por delante, con países de ingresos bajos y medianos ya experimentando impactos severos del cambio climático. Los resultados de las reuniones de la COP suelen ser el fruto de compromisos y negociaciones. Aunque el llamado a la transición lejos de los combustibles fósiles es claro, la crisis climática continúa afectando a todos en el mundo, independientemente de las diferencias económicas y sociales.
Las estrategias específicas y los plazos para abordar el cambio climático pueden variar según las circunstancias únicas de cada país, pero es obvio que costará mucho más a los países de bajos y medianos ingresos en ausencia de financiamiento climático, y el norte global tampoco lo toma en serio. La puesta en marcha del fondo de pérdidas y daños fue un éxito, pero el dinero comprometido hasta ahora (poco más de 700 millones de dólares) es insignificante en relación con los billones de dólares requeridos entre 2030 y 2050 para evitar los peores impactos del cambio climático.
El texto final de la COP28 (ahora la primera Evaluación Global – GST) insta a todos los países a realizar una “transición lejos de los combustibles fósiles de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica para lograr emisiones netas cero para 2050”. También insta a los países a acelerar los esfuerzos “hacia la reducción gradual de la energía eléctrica a base de carbón sin captura y almacenamiento de carbono”. El texto también incluye triplicar la capacidad global de energía renovable y duplicar la tasa anual promedio mundial de mejoras en la eficiencia energética para 2030. Adicionalmente, insta a los países a acelerar y reducir sustancialmente las emisiones no relacionadas con el dióxido de carbono a nivel mundial para 2030, haciendo hincapié en las reducciones de metano también.
En cuanto a los aspectos positivos, se ha incorporado un claro cronograma para 2030 en el texto final sobre temas clave, todos los cuales resuenan con el trabajo de HelpAge.
- Lograr resistencia contra los impactos en la salud relacionados con el cambio climático, promover servicios de salud resilientes al clima y reducir significativamente la morbilidad y mortalidad relacionadas con el clima, especialmente en las comunidades más vulnerables.
- Lograr una producción y distribución de alimentos agrícolas resilientes al clima, así como aumentar la producción sostenible y regenerativa y el acceso equitativo a alimentos y nutrición adecuados para todos.
- Reducir sustancialmente los impactos del cambio climático en los ecosistemas y la biodiversidad, y acelerar el uso de adaptaciones basadas en ecosistemas y soluciones basadas en la naturaleza, incluyendo su gestión, mejora, restauración y conservación, y la protección de los ecosistemas terrestres, de agua dulce, de montaña, marinos y costeros.
- Reducir sustancialmente los efectos adversos del cambio climático en la erradicación de la pobreza y los medios de vida, en particular promoviendo el uso de medidas adaptativas de protección social para todos.
También se hicieron promesas y compromisos financieros en las áreas temáticas mencionadas anteriormente. Sin embargo, aún no hay objetivos financieros claros.
La importancia de la solidaridad global en la adaptación se ha subrayado en el texto final, junto con el bienestar colectivo de todas las personas, destacando la importancia de acciones climáticas inclusivas. Las personas mayores pueden contribuir de diversas maneras en todos los temas mencionados anteriormente, aprovechando sus experiencias, roles de liderazgo y conocimientos para respaldar la resiliencia climática, el desarrollo sostenible y el bienestar de las comunidades. Pueden proporcionar orientación sobre estrategias de atención médica que consideren los desafíos de salud únicos de las poblaciones mayores durante eventos climáticos; los agricultores mayores pueden compartir prácticas agrícolas tradicionales y sostenibles resistentes al cambio climático. Su conocimiento de los ecosistemas y la biodiversidad locales puede ser invaluable para preservar y proteger los recursos naturales. Sus experiencias pueden arrojar luz sobre las vulnerabilidades específicas que enfrentan las poblaciones mayores durante desastres relacionados con el clima, influyendo en el diseño de redes de seguridad social inclusivas. Reconocer e involucrar a las personas mayores en la agenda climática es esencial para crear estrategias inclusivas, integrales y efectivas para hoy, mañana y el futuro. A medida que la población mayor sigue creciendo a nivel mundial, este recurso sin explotar debe utilizarse, escucharse e incluirse.
Incluso con la conclusión de la COP28, la responsabilidad de los gobiernos y líderes mundiales de combatir el cambio climático sigue siendo sustancial. La próxima revisión de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) para 2025, bajo la orientación de la primera Evaluación Global (GST), es un paso crítico hacia la consecución de una reducción del 45% en las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y, en última instancia, alcanzar emisiones netas cero para 2050. Los países deben demostrar activamente avances en los compromisos que han asumido, traduciendo sus declaraciones en acciones efectivas y medibles para proteger los derechos de las generaciones actuales y futuras. La colaboración entre generaciones es esencial a medida que el mundo da forma a la agenda 2030 y más allá.